Escribe James Rhodes, Jimmy para los amigos.
Edita Blackie Books.
Traduce Ismael Attrache.
Si vais buscando una reseña de Instrumental: Memorias de música, medicina y locura, mirad las que han hecho en Leer sin prisa y Generación Reader, porque lo mío no se puede calificar como tal.
Entre las páginas de Instrumental habita la esencia de James Rhodes; hablar de su experiencia es, de una forma u otra, hablar de uno mismo. No hace falta pasar por lo que ha vivido este joven músico para sentir una ínfima parte de esa rabia, o esa pasión, o esa incertidumbre que tan bien describe y expresa a través de palabras, recomendaciones musicales y compases.
Voy a dejar paso a la voz del propio James. Esto no es una reseña, pero sí una recopilación de las citas que más me han marcado. Son unas cuantas, a la foto me remito.
Imaginad todo lo que os gustaría decirle a alguien a quien queréis si supierais que va a morir, hasta las cosas que no podéis expresar con palabras. Imaginad que condensarais todos esos sentimientos y emociones en las cuatro cuerdas de un violín, que los concentrarais en quince minutos llevados al límite. [p. 50]
Habla de la Chacona, una obra para violín compuesta por Bach y que Busoni transcribió para piano. Es la obra que hizo que James se interesara por la música. La obra que le salvó la vida, la obra que lo ayudó a sobrevivir a años de violaciones cuando era un niño y cuando era adulto.
Ahora sé que la música cura. Sé que me salvó la vida, que me mantuvo a salvo, que me dio esperanza cuando no la había en ningún otro sitio. [p. 223]
Me impulsan cien mil formas distintas de miedo. Miedo a que me critiquen, a quedarme sin tiempo, a no estar a la altura, a equivocarme, a que se me pase algo, a no poder concentrarme en otras cosas que vayan surgiendo, a defraudar a otros [p. 63].
La vida es temporal, peligrosa, hostil y agresiva [p.126]. Mi vida solo se centraba en estar descentrado. Lo cual es algo aterrador para alguien que se ha planteado el suicidio o las autolesiones [p. 227].
Lo que quizá es más importante, al margen del posible éxito comercial: ¿cuántas mentes creativas y jóvenes está ahogando el Gobierno por pereza, búsqueda de votos y prioridades mal establecidas? Otra de las artes que muerde el polvo [p. 246].
Me deja a cuadros la cantidad de gente a la que el encanta ser desgraciada, no estar contenta con su cuerpo, su vida sexual, su trabajo, su carrera profesional, su familia, su casa, sus vacaciones, su peinado, yo qué sé. Toda nuestra identidad cultural se basa en no ser lo bastante buenos, en necesitar continuamente cosas que sean más brillantes, más rápidas, más pequeñas, más grandes, mejores [p. 251].
Lo mejor: esa forma de descubrirte música, sentimientos, verdades omnipresentes, verdades íntimas, tuyas, que desconocías, a través de letras y teclas.
Lo peor: que no te va a dejar indiferente.
Cada reseña o entrada que veo de este libro veo que es tan diferente a lo que suelo leer que necesito leerlo, es un sentimiento extraño y ambiguo, pero necesario. Un abrazo^^
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La experiencia, si lo lees, también será rara y ambigua, pero muy inspiradora.
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Impresionante la vida de este hombre, no he leído el libro pero vi su presentación en Página Dos hace unas semanas y me dejó impactada… lo tengo apuntado en pendientes, así que a ver si me armo de valor y comienzo … sinceramente? me da un poco de miedo por la crudeza de su vida, a pesar de que si he leído por ahí que tiene un tono de esperanza y que el punto de la música es muy bueno…. ya te diré si me animo jeje
Un besoteee!
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Hay mucha esperanza en James Rhodes, pero sí que es verdad que puedes llegar a pasarlo mal. No le tengas miedo, pues lo escribió para inspirarnos 🙂
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[…] ♦ Instrumental: memorias de música, medicina y locura, de James Rhodes. Las primeras memorias que leo en mi vida, y han dejado huella. Leedlo aquí. […]
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[…] cayeron tres libros de buen ver, a saber: Instrumental, las memorias de James Rhodes, cuya ¿reseña? podéis leer en el blog; El mago de papel, de Charlie N. Holmberg, recomendado muy mucho por una […]
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